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PINTADA DE UN DEMÓCRATA CANSADO

junio 09, 2010

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EL CONDE SISEBUTO

Este ruego a los lectores de este blog de revelar algo tan personal como sus lecturas más especiales, con las que coincido en algunos casos y en los otros significa una buena recomendación, ha supuesto que prosiga ahondando en esos recovecos de mi pasado, y encontrar no otro libro, sino un texto breve. Se trata de un romance, en clave de sátira, sobre rancias historias de castillos, de nobles y de caballeros en pos de su amada. Me lo relataba mi abuela, siendo niño, casi siempre mientras comíamos atendiendo a nuestro ruego de contarla una vez más y ella, tan paciente, no dudaba en complacer a sus entusiasmados nietos para verles disfrutar escuchando semejante historia. Tiempo después, siendo ya adolescentes, intentamos recuperarlo. Pero aquella historia no se encontraba entre nuestra nutrida biblioteca. Formaba parte de la literatura oral de nuestra familia. Mi abuela lo atesoró siempre en su memoria. De tantas ocasiones, cuando ella se encontraba entre nosotros, nunca se nos

LA INTELIGENCIA Y LA MALDAD

He leído casi todas las novelas de Arturo Pérez-Reverte, por lo que puedo decir que es uno de mis autores favoritos. De todas ellas, la que más me gustó fue "La piel del Tambor", antes de que publicase "El pintor de Batallas". Se trata de una narración breve, fantástica novela, cruenta y dura, que aglutina las experiencias del que fue reportero de guerra. Es un libro que fundamentalmente trata de los remordimientos de un fotógrafo de guerra, de todo lo que vio y su deseo de plasmarlo no en una fotografía, sino en un enorme mural pintado. Un muran circular que afirma la gran verdad, que todo es un ciclo, que la guerra, la muerte y la destrucción no se van sino que se alejan para volver inexorablemente. Su obsesión de pintar ese mural se enfrenta con una víctima de sus fotografías, una fotografía premiada que provoca que el modelo de esa fotografía, un soldado de la antigua Yugoslavia, sufra una tragedia personal . Cuando terminé la novela, pensé poco después en

Añoro la Risa

Este pasado martes, el día después de que se cumplían diez años de la muerte de mi madre, me sucedió algo muy curioso. Entré a comprar algo de comida en un supermercado y fui a pagar. El cajero era un tipo simpático, muy extrovertido, al que le estaban sucediendo algunos percances que el afrontaba con buen humor. “Hay que reírse siempre en esta vida “ me dijo, tras devolverme el cambio. Y antes de marchame, me paró y me dió un euro de más, convencido de que se había equivocado con la vuelta. Me guardé ese euro en el bolsillo y salí del supermercado. Suceden estas cosas, extrañas. Extrañas por esa frase, tan corta y tan sabía, que curiosamente me repetía muchas veces quien había fallecido diez años antes. Por un momento pensé que aquello no era una casualidad y que ella misma, mi madre, me estaba enviando un mensaje. Reír. A carcajadas. Cuánto tiempo ya, aquellos momentos de risa desatada, todos en la mesa, con lágrimas en los ojos. Ese momento de risa, que se te olvida todo lo malo.

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