EL NIÑO ANTE EL ESCAPARATE DE DULCES

Llegó la navidad.


Es una época que, mas que una celebración religiosa, es un evento social, para los amigos y sobre todo para la familia. Las calles se adornan con luces que engalanan la noche, hay conciertos en las iglesias y festivales infantiles. Es un no parar en el centro de las ciudades.

Si uno goza de ambos, la navidad es su fiesta favorita. Se reencontrará con antiguos compañeros de colegio o de la universidad, también quizá del trabajo o de otras andaduras que haya emprendido. Será un momento feliz, donde se para el tiempo y uno goza de la compañía de los seres que le aprecian.  También lo será, si ha tenido la fortuna de formar parte de una gran familia, grande no por su tamaño, sino por su calidad humana. Vivirá un gran momento, una cena esperada y que se disfrutará sin duda, con sus seres queridos. Una época querida y anhelada. Los niños correrán por la casa ante la mirada feliz de los abuelos, los hermanos se verán de nuevo y celebrarán otro nuevo año.

Y ahora que íbamos despacio, toca recordar que todo tiene sus dos caras. su Yin y su Yang (Dragó dixit). Que si las navidades son unas fiestas gozosas para unos lo son deprimentes para otros. Que los que sufren desencuentros, soledad forzada y ostracismo familiar se sienten deprimidos, hundidos cuando llegan estas fiestas. Y es porque estas fiestas, mientras ven como otros se sienten acompañados, les recuerda lo solos que están. Es una sensación similar a un niño pobre, que en un momento decide escaparse a un barrio acomodado, camina por una avenida comercial, y para ante un escaparate, donde tras el cristal contempla un sinfín de golosinas, caramelos, dulces variados, y más allá, divisa como otros niños sostienen un pirulí enorme. Si el niño pobre alguna vez ha probado el caramelo, recordará esos tiempos gozosos, y añorará aquello. O bien no sabrá a qué sabe todo eso que tiene tan buen aspecto, y estará seguro de que será bueno, por los semblantes felices de los niños tras ese cristal, infranqueable para él.

Felices navidades. Para los niños del piruli.









Comentarios

  1. Bueno. Hay que tratar de disfrutar de la vida, y de la Navidad, con o sin pirulí. ¡Feliz Navidad Alfonso y familia!

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  2. Desde luego, con tus seres queridos, los que sean. ¡Que pasaes unas fiestas muy felices!

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  3. Ellos lo perdieron, no se podrá recuperar, nada sera igual, pero tampoco peor sino mejor.

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