Verano del 90

Esta mañana al entrar en el Metro me he encontrado con un chico que estaba repartiendo periódicos gratuitos. Hacia mucho que no me encontraba con estos repartidores, creo que ya o han desaparecido o los han restringido mucho.


Lo que si me suelo encontrar, no tan temprano eso si, es a los típicos repartidores de los típicos hojitas de publicidad (ojo, no propaganda) que como en otros lugares muy transitados también se colocan en las bocas de metro.


Tal y como aprendí en una asignatura de mi posgrado, la publicidad en papel , de la que se entrega en mano o de deja en los buzones, es una de las más efectivas y menos costosas. Para un pequeño negocio es el mejor medio para llamar la atención del potencial cliente. Así igualmente me veo a repartidores de menús baratos para turistas o también ese vale que te dan para tomarte una copa en un bar de moda, situado en una calle donde hay otros muchos. Como digo, un medio efectivo y sencillo para competir en el mercado.


Menús a 9 euros, dos copas por una, viviendas en venta, cupones de descuento, Outlets, todo se ofrece en mano y rápidamente mientras paseamos o vamos  nuestra casa o salimos de ésta. hoy en día los distribuidores de publicidad de a pie se mezclan con los chicos del chaleco y la carpetita y como cuento al principio, los repartidores de periódicos.


Hacía mucho que no veía a estos últimos, en los cruces de los semáforos, en lugares muy transitados o casi siempre en las bocas de metro. Me ha hecho recordar veintiséis años atrás, cuando en un verano, quería ganar algo de dinero y decidí ponerme a repartir publicidad en el metro. Busqué en un anuncio del periódico una agencia cerca de mi casa que ofrecían este trabajo y fui para allá. Mil pesetas al día, si mal no recuerdo, por unas cuatro horas por la mañana. La chica me explicó las condiciones. luego a las dos semanas el cheque y si quieres seguir, OK.


La cosa parecía bien, sencilla, dos semanitas por la mañana entregando papelitos y listo. No había posibilidad de tentarse a simular que entregabas los papeles y largarse, pues de vez en cuando se pasaba alguien de la agencia a comprobar que estabas en tu sitio.


Ese como digo hubiera sido mi primer empleo.  Tuve otra ocasión anterior, en la primavera del 90, cuando me llamaron de la catedra de aerodinámica de mi escuela. Buscaban gente para una empresa de ingeniería, pero exigían el servicio militar cumplido. En aquella época era obligatorio.


Al final eligieron para el puesto a alguien que tampoco había hecho la mili, pero estaba exento.  Yo tuve que hacer la mili, aunque  "de señorito", como decía mi madre. cuando la hice, en el año 93, volví a casa con Alergia y sin oportunidades de trabajo, ya metido en plena crisis.


Algo que no me imaginaba cuando me encontraba en aquella oficina de la calle Cartagena, rodeado de un grupo de gente de mi edad, escuchando las condiciones del trabajo y dispuesto a cobrar mi primera paga.


Algo que tampoco sucedió al final. tuvieron que pasar unos cuantos años más para eso, con el titulo de la carrera en la mano, el servicio militar cumplido y una mezcla de decepción y desánimo.


Pero esa es otra historia.



Comentarios

  1. Buena historia. Recuerdo que unos amigos y yo estuvimos repartiendo propaganda por la zona de Argüeles cuando teníamos 14 años. Ni me acuerdo de cuánto nos pagaron. De eso hace ya una eternidad. Pero sí recuerdo con nostalgia aquellos primeros años 90. Fue una época bonita, a pesar de la crisis; la de entonces, porque siempre hay alguna. Al menos, lo fue para mí.

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  2. Tambien para mi forman parte de mis buenos recuerdos. Tan poco que teniamos y tanto que disfrutabamos, a pesar de aquella crisis.

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