La Nueve o los soldados olvidados

Desde hace unos cuantos años comencé a leer libros sobre la segunda guerra mundial. todo lo que sabía hasta entonces sobre aquella tragedia que aniquiló definitivamente a Europa como potencia mundial y decidió el destino de oriente y occidente en dos bloques lo había aprendido de dos o tres páginas del libro de texto de séptimo de EGB y sobre todo de las películas. Casi como las del género del Oeste, los títulos de estas historias, la mayoría de ficción y algunas basadas en hechos reales, conformaron mi visión de aquello, sobre todo y tal y como se narraban, desde un punto de vista épico y adaptado a un público juvenil. historias contadas desde el enfoque de los que hacían esas películas, británicos y sobre todo americanos, que mostraban las hazañas de sus soldados. La mayoría de aquellas películas se filmaron en las décadas de los cincuenta y sesenta del siglo pasado, con los recuerdos de lo que pasó realmente muy próximos. Seguramente, como consuelo o un remedio, aquellas películas en vez de rememorar el horror, buscaban convencer de que para quienes la vivieron mereció la pena y para quienes les esperaban que su angustia tenía una recompensa.


Luego llegaron los años ochenta y noventa y el cine ya tenia otra utilidad. Más crudo, más real. "Platoon", "La colina de la Hamburguesa", "Salvar al Soldado Ryan", Aquellas impactantes películas para los que afortunadamente nunca hemos combatido servía, entiendo yo para evitar hacerlo, y desterrar para siempre cualquier tentación de buscar en las armas la solución  a los conflictos humanos. Algo que desgraciadamente, se escapa de nuestro alcance.



Todas aquellas películas contaban historias en la mayoría de salidas de la imaginación de un guionista. Otras estaban basadas en hechos reales, como "la gran evasión", "Rommel, el zorro del Desierto" o "El hombre que nunca existió".  Había igualmente películas, como "Tora, Tora, Tora", "Un puente lejano", o "El día más largo", buscando aún más el rigor histórico que la épica,  que incluso mostraba los puntos de vista de ambos contendientes.


De un modo similar, aparecieron en la televisión series como "Hermanos de Sangre", o "El pacífico", que relataban las vivencias reales de soldados americanos  con nombres y apellidos, quienes además, aparecían al principio de cada episodio, remarcando, aun más, el rigor de lo que se relataba.


La primera de aquellas series narraba la campaña de los paracaidistas americanos de la 101 división aerotransportada, quienes saltaron sobre los campos de Normandía el 5 de junio de 1.944 y llegaron al refugio de Hitler en Bertersgarten, "el nido de las águilas", al final de la guerra. En dicha serie se les muestra que además de conquistar aquella significativa plaza a los defensores, juventudes hitlerianas y Waffen SS, tenían el incentivo de llegar antes que los soldados franceses del general Leclerq.


Esta serie fue la que me animó a cambiar del cine y la televisión a Los libros.  El libro me demostró que la serie estaba impecablemente realizada, pero lo bueno es que me permitió conocer más detalles que con  hora y media de película o incluso quinientos minutos de serie es posible. Cambió mi manera de conocer la segunda guerra mundial.


Tras "Hermanos de Sangre", por Stephen Ambrose, un libro que os recomiendo, me animé con "La gran Evasión", la historia real de los fugados del Stalag Luft, o "El agente Zigzag", sobre un agente doble, el único británico que recibió una cruz de hierro.


Buscaba completar o aclarar lo que en las películas y en las series se relataba, que en la mayoría de las ocasiones fue revelador, y sobre todo que me permitió tener una visión más real que me mostraba el cine y la televisión.


El incentivo de cada libro fue una película o una serie. Salvo en un caso.


No hace mucho, como dos o tres años, que me animé a asistir con dos amigos a una feria de Militaria, que es como la Comic-Con pero con frikis de los soldados y los uniformes. Junto con antigüedades, juguetes y ropa,  uno puede ver a los reenactors, o los grupos de reproducción histórica.   Junto con "figuras vivientes" de soldados alemanes, británicos, y algún americano extraviado, pude ver unos cuantos ataviados de una extraña forma, mezclando uniformes americanos de campaña "ranger" con gorros franceses. Lo mas curioso de aquella mezcla, totalmente real, era que muchos de los que vistieron esa combinación de uniformes no eran ni americanos ni franceses, sino españoles.


Eso fue justo lo que me contó uno de los reenactors que vestían de esa manera. Me habló del ejercito de la Francia Libre (de ahí el gorro), integrada en el cuerpo de ejército americano (de ahí el uniforme) y que una unidad de aquellos soldados, "la Nueve" estaba integrada prácticamente por españoles, republicanos que abandonaron su país tras el fin de la guerra y se encontraron con otra. Que destacaron por su valor y su pericia, tal es así que algún soldado francés aseguró que salvo su vida gracias a ellos.


Eran tan buenos soldados que de hecho iban en vanguardia con el general Leclerq, a quien se menciona en la serie "hermanos de sangre" compitiendo con la 101 aerotransportada con llegar el primero al nido de las águilas de Hitler.


Leclerq no llegó el primero a Bertersgarten, pero si alcanzó París, con su segunda división blindada. y los primeros que alcanzaron la capital francesa fueron precisamente los de "la nueve", con sus semiorugas bautizados con nombres españoles "Teruel", "Guadalajara", "España Cañi". Como digo, el primer soldado del ejercito francés que entró en la alcaldía de Paris, y saludó a la resistencia francesa era un español, amado Granell, oficial de "La nueve".


"il sont arrivés" rezaba el titular del diario Francés que mostraba la foto de aquel español con uniforme francés, demostrando que Paris había sido liberado. Por franceses. Y así se quedó la historia, hasta hace no mucho. Ni siquiera el mismo De Gaulle lo reconoció, cuya guardia de honor en su primer desfile por los campos elíseos la integraron los soldados españoles de "La nueve", ya que eran en quienes más confiaban.


Se trata de una historia que no cuentan ni los británicos ni los americanos y mucho menos los franceses, pero que como españoles, republicanos o no, debemos conocer. una historia que abarca más que la entrada en Paris o en Bertersgarten, y que os sorprenderá  a más de uno. Y convencernos de que leer un libro nos da una visión más amplia de la que nos brindan los productores de cine y televisión.


Dudo que algún dia éstos se convenzan y veamos a "La nueve" en el celuloide, como pedia Jorge Semprún, Nos quedan los libros y algún cómic.

Comentarios

  1. Muy interesante. Pues sí, los que entraron en París aquel día eran soldados españoles. Algo que no hemos sabido (al menos, yo) hasta hace bien poco. Supongo que no era apropiado para la propaganda de la época, ni en España ni entre los Aliados. Y luego, el momento pasó.
    La guerra es algo terrible y, como tal, ofrece espacio para lo mejor y lo peor del Ser Humano. Supongo que para muchos de los que participaron, especialmente, si estabas en el bando ganador, fue una época emocionante. Juventud, aventura y el orgullo de haber contribuido a salvar el mundo.

    ResponderEliminar
  2. Te recomiendo ambos libros: "La nueve, los españoles que liberaron Paris" de Evelyn Mesquida, y "Los surcos del azar", de Paco Roca. En el primero descubrirás cómo trataban a los refugiados españoles, y por qué no dejaron a los soldados Chadianos participar en la campaña de Normandia. Lo importante de leer, en lugar de ver solamente películas producidas por determinado país, es que puedes conocer otros puntos de vista.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario