EL CAFÉ DE LOS RECUERDOS

En anteriores entradas hablé de un lugar emblematico de la ciudad de Madrid, el templo de Debod. Hoy, por desgracia, me toca mencionar a otro. No tan relevante, por supuesto, pero que si tiene para mí un especial cariño.

Me enterado por facebook que  se cierra El Comercial. Un mazazo, así de sopetón. Increíble, pero cierto. Tal y como lo cuenta la prensa, los propietarios han puesto un sencillo cartel anunciando el cierre sin más explicaciones. Y ya está.

Las razones, posiblemente las sabremos más adelante. Siguiendo lo sucedido con el Café Central, Sanchez Ruiz y otros locales del centro que han tenido que cerrar por razones económicas, me imagino lo mismo. Si fuera ese el caso, se me antoja una especie de crowfunding, o de multipropiedad, como ese cine en la sierra de Madrid que se rescató del cierre por unos socios amantes del séptimo arte.

Si las causas fueran otras, querría saberlas para proponer una solución tan descabellada pero no ausente de ilusión. Algo deberíamos hacer, imagino, aunque seguramente  lo único que nos queda es aceptar la realidad, tras reflexionar que, como con otras tantas cosas, hay un final.

Se acabó como otras tantas cosas eso de salir del metro Bilbao y toparse con un bullicio de gente, de va y viene de amigos, de artistas y algún famosillo. Se terminó eso de pasar por la acera, y mirar de reojillo   a través de la enorme luna del café y observar esa mezcla de gentes conversando, algunos leyendo, otros incluso escribiendo. Adiós a la terracita ocupada por visitantes extranjeros, soportando el tráfico, de gente mientras toman una copita de vino y consultan la guía de Madrid. Ya no habrá más esperas al pie de la puerta giratoria, o quizás en la barra a la que se accede tras cruzarla. Ese chocolate con churros, vasito de agua incluido, es hoy cosa del pasado.

Todo esto es posiblemente una mención bastante trivial y de un costumbrismo un tanto rancio. Lo entendería si no fuera por lo que a mí me toca, como protagonista, pues se va con el comercial muchos de mis buenos recuerdos.

Fue el escenario de encuentros de amigos, de quedadas de mas de cuatro, para charlar un largo rato y gozar de la buena compañia. Siempre a media tarde, como inicio de una velada de local en local, pasándolo en grande con una agradable conversación. Con el tiempo mis reuniones fueron menguando en gente, lo cual no es nada malo sino todo lo contrario. Allí yo y Piluka, la que es hoy mi mujer, compartimos muchas tardes de café disfrutando de ese ambiente acogedor, abrigados el uno al otro con nuestra compañía, haciendo más tarde planes, y también soñando en voz alta.

Ya solo nos queda guardarlo en nuestro recuerdo y cuando pasemos de nuevo por la acera de la glorieta de Bilbao, fijándonos en lo que en un futuro le depare al local, pensemos que en ese lugar, a muchas personas, como a mi, hay un poco de nuestra vida.

Comentarios

  1. Creo que el Café Central, finalmente, no ha cerrado. Algo es algo. Pero es una pena que uno de los pocos cafés clásicos de Madrid haya desaparecido. Madrid pierde calado por momentos... Una pena.

    ResponderEliminar
  2. Besos el ventanal del Comercial a media tarde, guiris en la puerta, zona de quedada "en el comercial a las 8", camareros con chaqueta blanca y botones dorados, la vida sigue pero en mis recuerdos todo queda.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario