NOVIEMBRE SIN NANOWRIMO

Terminó el mes de noviembre y ya nos enfrentamos a la navidad adelantada con el aperitivo del puente de la constitución y del Loreto (Ventajas de dedicarse al mundo de la aviación). Son celebraciones típicas, sin embargo hay otra, la de terminación del NanoWrimo, que este año no puedo disfrutar. Y no es porque no haya escrito nada, más bien al contrario. La razón se encuentra en mi proyecto personal, seguir estudiando en la Univesridad, que en esta etapa del posgrado más que estudiar consiste en leer (en ingles) y escribir (también en inglés, Conrad, socórreme), leer de nuevo, seguir escribiendo…


He titulado este post imitando la primera novela publicada de Lorenzo Silva, a quien no es necesario presentar y uno de los principales autores de la novela policial en nuestro país.

Y es aquí donde tras Getafe Negro, Mi gamberrada literaria (el asesinato de la ficción), y el mes de noviembre (para mí desde 2010 es el mes de la novela) que he aprovechado a escaparme de mi actividad académica para leer alguna entrevista a un escritor (la de Jesús Ferrero en ELMUNDO) y un encuentro digital con Pérez-Reverte que os recomiendo por ser buenos consejos para quien quiera escribir novelas, ya sea por interés profesional o como yo, por el puro placer de hacerlo. Ellos hablan sobre sus planteamientos personales sobre cómo afrontan la escritura de las novelas (Ferrero) y sobre el “reposo del escritor” Pérez-Reverte, pregunta 9).

Mis reflexiones personales son acerca del género policial, y el género de “novela negra”

¿Qué es la novela negra? No es un tema baladí.

La explicación viene por lo que muchos entienden como tal, es decir, todas las novelas en las que en la trama hay crímenes, policías o detectives.

Y eso no es exactamente cierto.

Seguramente la causa de esta denostación o desprecio hacia las novelas de Agatha Christie de autores de novela negra sea causada por este motivo. Quieren encajar a sus historias en el mismo cajón que a Dashiell Hammett, Chandler, McCain o Hihgsmith, causándoles esta reacción alérgica que también explico en las ambientaciones de sus historias. Siempre alrededor de la alta sociedad y el lujo, algo que, casi por definición, se escapa de los propósitos de la novela negra, dedicada a retratar la realidad social más cruda (la más necesitada de ser mostrada)

Trataré de arrojar algo de luz al respecto.

Recuerdo la historia que me contaron dos grandes escritores del género policial, sobre la revista de historias policiales Black Mask, y de la lectura por André Gide de la novela “La llave de cristal” que recomendó a su amigo André Malraux.

Así empezó todo.

La novela negra tardó en hacerse un sitio. Ahora, como he contado en otra entrada, goza de una salud excelente. Lo muestran todos los festivales que se celebran cada año. Del número de autores que firman novelas policiales.

La novela negra como he contado tiene una intención de llamar a nuestra sensibilidad social. Otra de sus características es la de una cuidada documentación. No vale con decír este dato o aquel porque sí. Es preciso un meticuloso proceso de búsqueda de información, en libros, revistas.

Estas dos cualidades en la que podemos meter a las novelas negras me hacen plantear una cuestión, que por cierto formulé a un catedrático de periodismo. Pensar en el hecho de cómo trabaja un periodista y un escritor de novela negra, y qué es lo que persigue cada uno.

¿Es en realidad la novela negra un género periodístido que literario?



Se admiten comentarios.

Comentarios