MI MÓVIL VINTAGE

 
Ayer tomé una decisión un tanto extraña. Desde luego no es de gran importancia pero sin embargo me ha hecho sentirme muy bien. Se trata de un acto de pleno derecho, a contracorriente y que por ello me ha hecho pensar en lo importante de esa acción. He decido evolucionar marchando hacia atrás, en contra de las tendencias de hoy en dia. De ser uno mismo.

Y repito, no es nada trascendente. Nada más que he decidido cambiar de teléfono móvil. Lo peculiar de esto es que en vez de hacerlo por uno nuevo he vuelto a usar un modelo anterior.

El detonante ha sido convencerme de que no necesito tanta tecnología. No soy usuario de la comuniación por mensajes, de esta mecanografia de pulgar que dicen ha desplazado a las llamadas de voz. No supero siquiera la cuota minima de minutos por mes, y aunque los teleoperadores me quieran convencer, no necesito internet en mi teléfono.

He revisado mi última sobredimensionada factura de teléfono móvil y previendo la que me viene, me ha convencido a tomar una decisión.

Y esta ha sido como digo viajar en en tiempo hacia el pasado de la tecnología, hacia el 2.009, cuando los teléfonos aún seguían siendo eso. He rescatado mi obsoleto nokia y he comprobado que se encuentra en perfecto estado. La bateria, descargada pero tras una hora de carga operativa al cien por cien. Al intertar la tarjeta SIM, funcionando de nuevo. Y ni corto ni perezoso, aquí está de nuevo.

Mi antiguo nokia es el de una lista de otros tantos que he usado en estos diez años, que como mucha gente hace he estado renovando cada dos. Hacia fotos y también se podría escuchar musica. Sin embargo, éste tiene una historia especial. Es un superviviente en el mundo de los teléfonos. Pasó por tres cambios de carcasa, volver a funcionar tras mojarse creyendo que ya no podía, sin contar con vuelos en caída libre.

Realmente era el tipo de teléfono que yo buscaba. Muy práctico, cómodo de llevar y bastante robusto. Sin embargo, el empuje de la tecnología vino hace dos años a dejarle en la estacada. Pensando que lo que venia nuevo iba a ser mejor, abandoné a mi nokia para guardarlo en un cajón.

Dos años después de aquello, o sea hoy, decidí abrí de nuevo ese cajón y ahí estaba. Tenía buen aspecto. Le había quitado la batería para evitar que se deteriorase, quizá podría serme útil algún día. Recordé que era el tipo de teléfono justo, el adecuado, el que yo necesitaba. Solo el empuje de estar a la última aunque no haga falta me convenció a abandonarlo.

Y ahora mi convencimiento es de regresar a lo bueno. Intercambiar el nuevo teléfono por el viejo. Y ahora el nuevo está en el cajón, con el resto de los teléfonos.

Este última acción de reutilizarlo se me antoja como el último y exitoso acto de supervivencia de mi obsoleto nokia. Bienvenido sea. Lo usaré con orgullo, y ante el estupor de los que wassapean, les diré que se trata de un modelo vintage, que es, a grandes rasgos, cuando hablamos de reutilizar algo pasado pero que es perfectamente válido. Lo que acabo de hacer.

He recuperado mi viejo Nokia y con ello un poco de cordura. Blandiendo entonces mi obsoleto-nuevo teléfono emprendo mi revolución personal, inútil pero muy gratificante. Me siento muy bien, como digo.

Comentarios

  1. Muy bien que haces. Yo todavía tengo una tele CRT, culona culona. ;-)

    Saludos,
    Juanfran

    ResponderEliminar
  2. Y que se verá de miedo. Un abrazo, Juanfran

    ResponderEliminar
  3. Llevo unos días dándole vueltas a mi comentario, y no llego a una decisión clara. La verdad es que yo tengo un móvil bastante anticuado, y por pocas que sean sus funciones, todo lo que se sale de su función primordial—permitirme hacer llamadas—me sobra. Soy de usar poco el móvil, no tanto por una postura filosófica, como por el hecho de que no siento la necesidad, salvo en casos que me parecen prácticos. Tampoco me llaman particularmente la atención los cachivaches. Por otro lado, como a todos, me gusta comprar bueno, si puedo permitírmelo. Si me comprara un smartphone, acabaría por usarlo.
    Por otro lado, conozco a quien lo tiene, y debo decir que, en ciertas circunstancias, es sumamente práctico: con él nos hemos orientado en ciudades por completo desconocidas, por poner un caso. Supongo que, gracias a que la gente ha usado los ordenadores al principio, cuando a casi nadie le servían de mucho, se desarrolló internet a gran escala y ahora podemos expresarnos aquí.
    Por tanto, me parece que no hay una postura clara: un exceso de austeridad y economía lleva también a una cierta pobreza mental; lo de la mayoría de la gente es tontería, me parece a mí. El secreto, como siempre, parece ser usar las cosas con sentido común. Como diría Humpty Dumpty, tener muy claro quién manda: la máquina o tú.

    ResponderEliminar
  4. Completamente de acuerdo, Carlos. Mi decisión de ir atrás no es por que desprecie la tecnología, sino que no la necesito. Ya no viajo mucho, por lo que no me haría falta un GPS integrado. El uso de redes sociales lo tengo muy limitado, y del wassap de momento no me es necesario, aunque dicen que un padre con hijos adolescentes sí. Como he contado en estos días, a compañeros y a mi teleoperador, en el momento en que me sea necesaria esta tecnología haré uso de ella sin dudar.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario