EL SECUESTRO DE EUROPA (II)

Siguiendo con las semejanzas, hay mucho afrancesado en esta España, aún no ocupada pero que le queda muy poco. Al igual que hace dos siglos, no pocos compatriotas esperan que del norte de los Pirineos vengan al fin a rescatarnos de estos gobernantes medicocres y feudales que por cierto hemos elegido. En este secuestro que media Europa está perpetrando a la otra media hay detractores y como digo al principio, quienes justifican lo que está pasando. También aclaro que mi bagage en ciencias economicas  y en historia no me permite afirmar con suficiente contundencia, solo puedo sentirme atraído por cierta postura, basándome en la desinformación de los medios y un poco de sentido común, por lo que me limito a especular, a darme ese pequeño lujo de opinar un poco. De dictar sentencia y juzgar y condenar a los verdaderos culpables.

En esta España invertrebrada y cainita, que tan bien lo ha hecho según los italianos (Carlos dixit, no hay cicuta que darte) sigue la eterna pugna entre la charanga y los novatores. Al nuevo sacro imperio franco germánico no le importa ésto, solo que hagamos los deberes y seamos un país serio. Mucho pide, nuestra cansada Europa, harta de ayudar para no ver nada, rendida de que aún no nos hayamos hecho mayores y sigamos gastando la paga en ir al cine y fiestas en lugar de comprar los libros de texto. No hay excusa, afirman muchos. Nos asfixian, se queja el resto. Es igual. El consenso es imposible. La avalancha que nos avecina no va a encontrar obstáculo.

España de vagos, acusan unos. Pais sin remedio, sentencian también. Pueblo de contrastes, pienso yo y devuelvo la pelota. Cuántos "vagos" españoles contrata hoy la austera Alemania, la seria Europa que tiende la mano a los nuestros jóvenes. No solo hoy, sino a muchos de nuestros padres y abuelos, que viajaron mucho y trabajaron por igual. Mi propia madre, que en paz descanse, viajó sola a Inglaterra, a trabajar en un hospital, trece horas diarias. Muchos médicos y enfermeras españoles la han seguido desde entonces. La seguridad social inglesa actual  habla español. No lo hicieron tan mal.   Recuerdo aquella petición que a mí mismo me hizo, hace ya quince años, un compañero que viajó a Düsseldorf: "Vente para Alemania", me dijo, "Quieren ingenieros Españoles", insistió. En aquel momento no le entendi. Pensé por un momento. ¿Cómo nos van a contratar, si somos unos vagos? "Dicen que trabajamos bien", me respondió. "Están contentos con nuestro trabajo" acabó antes de colgar. 

Vuelvo a escuchar en los medios la opinión que en el mundo tienen de los científicos españoles, esa parte de los emigrantes que ahora viven fuera de nuestro país. "son muy buenos y muy trabajadores" y esto último aumenta mi turbación. Aquí hay algo que no me encaja.

¿Dónde está el problema? Me pregunto ¿Qué extraña transformación sufre el español cuando cruza el norte de los Pirineos? ¿Sera el clima cálido, la sangría o lo que le echamos al gazpacho?¿Los alemanes que viven en España han sufrido el mismo mal, o es que han deportado a los menos capaces a Mallorca o a Ibiza?

La respuesta me la da una conocida cita: "!Qué gran vasallo, si tuviera buen señor!".  Al menos para mí, lo explica todo.

Comentarios

  1. Pues sí, esta última cita lo explica todo. La verdad es que sólo somos europeos por localización geográfica. Te animo a echar un vistazo al diálogo del prícipe de Salina con Chevalley, en "El Gatopardo"; como él mismo dice, "dije los sicilianos y debí añadir Sicilia… No niego que algunos sicilianos transportados fuera de la isla puedan lograr liberarse de esto…"
    La verdad, es que nos hubiera venido bien que los franceses se hubieran quedado un poco más, pero como también dice el príncipe de Salina, cuando relata la anécdota de los ingleses, a los que habla de la llegada de Garibaldi a Sicilia:

    Uno de ellos me preguntó luego qué venían a hacer en Sicilia aquellos voluntarios italianos: "They are coming to teach us good manners (le respondí). But they won't succeed, because we are gods."

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    1. Reconozco que tu cita es mejor: Dioses, así nos creemos, seguramente en nuestra invertebrada península, unida a Europa solo por un accidente geográfico. Ya lo intentaron los franceses, y más adelante Prim, a quien por cierto acaban de exhumar, ignoro si lo que pretenden es hacerle que resucite para mejorar la clase política. No nos vendría mal. Pero no tenemos remedio, más que como digo, marchándonos. Así también floreció nuestra invertebrada España, fuera de sus fronteras, más allá, como viene en nuestro escudo. Quizá sea también la clave.

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