EL SECUESTRO DE EUROPA


Parece absurdo, pero tengo tanto que contar que no escribo una sola línea. He regresado de las tres semanas de vacaciones en la playa con una libreta rellena de textos y la cabeza en ebullición. Me enfrento a este mes de septiembre de 2012, fecha catastrófica para quienes pretenden convencer que el fin del calendario maya significa el fin del mundo, con muchas ideas y opiniones, alimentadas principalmente por de los sucesos que hemos vivido en estas últimas semanas, con noticias impactantes, la mayoría malas, como siempre. Será que de pretender seleccionar de todas estos pensamientos algo merecible para los que me leen, me surge un pudor literario, que al final supone el bloqueo.

No obstante, me he decidido en reemprender esto de escribir. Debería hacerlo a diario, no dejarlo, como me recomendó uno de mis profesores del curso de periodismo científico. La inspiración le viene a uno trabajando, eso es algo innegable. La falta de tiempo, también lo es. Y no es que crea firmemente en las refutaciones de Julia Cameron, (leeros "la mentira del tiempo", capítulo de su libro "el derecho y el placer de escribir"): Si uno quiere encontrar tiempo para escribir, lo consigue, y si no ahí está el caso de Scott Turow (escribió "presunto inocente" durante los trayectos en ferry del trabajo a casa) o el de Lorenzo Silva, que rebañaba cada instante disponible para escribir cuando aún trabajaba como abogado. Si. Querer es poder. La voluntad debe ser más fuerte que la molicie, y también del cansancio. Ignoro si Turow o Silva dormían más de ocho horas, yo no alcanzo a las seis. Aún así, escribir es algo que me he propuesto y no me quiero defraudar más. Así que "al toro".

Y esto último me viene que ni pintado para la historia que me gustaría relatar. Va mucho acerca de lo que estamos viviendo estos tiempos, mezclado con un poco de mitología y también hay que decirlo, imaginación calenturienta. Lo pódrímos llamar "política imaginación" o "política elucubración", quizás así esta historia que pretendo contar a continuación encajaría en la opinión de alguien peor pensado que yo, espero más experto en economía y en política internacional.

Tal y como relata la mitología griega la ninfa Europa, una joven algo entradita en carnes, fue objeto del deseo de Zeus, quien decidió secuestrarla de los suyos, encarnando la forma de un toro blanco. Europa se acercó al hermoso animal, y cuando ésta se subió a su grupa, el toro-Zeus, se alejó hacia allí, llevándosela lejos de su hogar, para poseerla. El padre de Europa, partió infructuosamente en su busca, recorriendo numerosos territrios que ahora llevan el nombre de su hija. Pasado el tiempo, cuando la ninfa murió, el dios eligió para ella un lugar en el firmamento, la constelación que lleva su nombre, con forma de toro.

Pasados los siglos, desde que los autores de el rapto de Europa la legaran a nosotros, otra mujer de complexión robusta, nacida en el corazón de Europa, es quien secuestra a un toro. No es un toro blanco, tampoco y por desgracia para nosotros, un animal fuerte, sino debilitado por él mismo. La mujer, líder de su país del centro de Europa, habla de "un rescate" para ese toro secuestrado. También ha conquistado la tierra de los que escribieron la mitología, junto con Italia e Irlanda. Nuestra recia mujer no está sola, sino que cuenta con el apoyo de otros líderes del norte de Europa. Como una sutil venganza, el personaje de mitología se ha encarnado en un ser de carne y hueso, que ha invertido la historia, y aunque no un dios, la mujer quien tiene el poder, y posee al toro. 

Media Europa intenta dominar a la otra media. Es algo que se ha repetido a lo largo de los años. Antes sucedía con el uso de las armas. Ahora los conquistadores blanden dinero prestado con alto interés. Y para defenderse, al viejo toro y a sus compañeros de desgracia solo les queda su orgullo.

Comentarios

  1. Interesante parábola política. La verdad es que Alemania va a lograr por el dinero, lo que no logró por la fuerza (ni ellos ni Napoleón ni ninguno de los reyes y emperadores que nos precedieron). Sin embargo, sobre las cagadas del torito bravo habría mucho que decir. La verdad es que, si yo fuera alemán, estaría un poco harto de pagar y pagar y pagar y pagar… Comprendo que necesitan que el sur de Europa esté bien, económicamente, porque somos su mercado: aquí venden sus productos; pero también entiendo que quieran controlar lo que se hace con ese dinero. Ha habido demasiado choteo. Nadie quiere reconocerlo, pero aquí ha llegado el 4 % del PIB en forma de Fondos de Cohesión. Ha habido años en que ese era precisamente el crecimiento de la economía española, como señaló una vez Schröder. Dinero que ha sostenido la economía y ha llenado los bolsillos de algunos, y vamos dejarlo ahí. Si se hubiera invertido mejor, ahora no estaríamos así. No estoy en contra de la construcción de infraestructuras, pero aquí ya tenemos suficientes desde mediados o finales de los 90. Pero supongo que el negocio era demasiado jugoso y no podía pararse. Peor es en Italia, donde el dinero ha llegado y nadie sabe en qué se ha gastado, porque las infraestructuras no se han construido. Por eso, cuando hablas con italianos te dicen, "Los españoles lo han hecho muy bien." En fin, que unos comen altramuces y otros mendigan las cáscaras. Un pobre consuelo.

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    1. Completamente de acuerdo en tu aclaración. Pero el dinero que se presta a Alemania es a un 1% a a España de un 7%. Es cierto que los Alemanes pagan, y nosotros malgastamos, en un modelo de estado bien concebido pero mal ejecutado, en el que tenemos 17 pequeños estados con un enorme gasto y mal llevado, empleando los fondos que recibían en cosas inútiles y en amigismos. El ejemplo más claro de malgasto, es el de los aeropuertos. A todas las Autonomías les dió por diseminar el país de aeropuertos totalmente inútiles, cuando quizá lo ideal hubiera sido mejorar el ferrocarril. Pero un aeropuerto es algo con "clase", aunque no tenga vuelos. Así, AENA pasó de ser una entidad con beneficios, a deficitaria. La economía española se sostenía con los servicios y la construcción. Y ahora que el ladrillo ha muerto, nos queda servir copas a los Alemanes. Así les pageremos la deuda.

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  2. Pero no creo que el problema tenga que ver exactamente con el número mayor o menor de gobiernos autonómicos, sino con un sistema de beneficios mutuos, un quod pro quo entre partidos políticos y constructoras en el que, sin pruebas que lo respalden, no puedo entrar sin exponerme a una demanda. Por tanto, lo dejaré como una mera sospecha. Con el beneplácito general: "Aunque pasen cosas cuestionables por ahí arriba, no me quejo, porque algo me cae a mí: aunque sea sólo trabajo", por ejemplo, sería el lema de esta masa que guardó silencio y ahora se queja de los recortes. Y ya que estamos, tampoco estoy de acuerdo con esta política de recortes. Se ha derrochado el dinero en bobadas (¿Cuántos asesores que ganan sueldazos, cuyo cometido exacto en ayuntamientos y otras instituciones nadie conoce, se podrían suprimir?), y ahora, para corregirlo, se sobreactúa recortando en lo que es necesario. No se trata de cortar a lo loco, sino de administrar con rigor. Y ya que estamos, a pesar de entender a los alemanes, también creo que esta nueva encarnación de Europa, siguiendo tu parábola, debería recordar adónde condujeron a Alemania las humillaciones del Tratado de Versalles. La miseria y el desprestigio de la política son el caldo de cultivo ideal para los oportunistas; ya sea un Hitler o uno de esos políticos sinvergüenzas y ridículos que han poblado la política nacional y extranjera en los últimos años. Y entonces estaríamos peor aún que antes. Hace falta otro Roosvelt, pero ¿quién planta cara a los bancos, si son dueños de la deuda soberana de los países? Estamos cogidos en una trampa, en la que nos hemos metido solitos.

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    1. En realidad no cuestionaba el modelo de estado, dije que estaba bien planteado pero mal ejecutado. Algunos politicastros se han parapetado como caciquillos bananeros en sus diversas comunidades y ahí campan a sus anchas, derrochando dinero público, del que ahora reclaman un rescate, o en su caso, clamando al nacionalismo más rancio. Si, el mal realmente está en quienes controlan la situación, los políticos que nos malgobiernan y los banqueros que financian sus campañas políticas. Lo malo, y vuelvo a crear otra metáfora, es que España se parece a la tierra de los siete reinos de la saga de George Martin "cancion de hielo y fuego". Todos peleándose contra todos, sin saber que, más allá del muro, les va a venir la verdadera oleada.

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    2. Uno de estos días, me van a hacer beber cicuta…

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