QUEMAR LAS NAVES

Si. No se trata de algo raro. En la esquina donde siempre inserto la portada del último libro que he leído ahora viene un título y un autor desconocidos. La aclaración, en la cabecera: He empezado a escribir una novela.

Puede que algunos piensen que se trata de mi última chifladura, o quizás de un atrevimiento en extremo, pero parte de la historia de la que forma parte este blog va de escribir una novela.  Los que me conocen saben que emprendo muchas aventuras, y últimamente las he abandonado, en parte por la falta de tiempo, y fundamentalmente por el desánimo. Pero deseaba hacer esto desde hace tiempo y por eso puse algunos medios para ello. Lorenzo Silva y Juan Madrid pueden atestiguarlo.  Fui a los seminarios que imparieron uno en septiembre del año pasado y el segundo el pasado marzo. Escuchar a dos de los mejores autores contemporáneos de novela me ha hecho situar mi ímpetu en su sitio, pero no para hacerme desisitir en ello. Después de todo la intención que me hace emprender esto es cumplir un viejo sueño que estúpidamente  abandoné hace treinta años (La historia completa la cuento en el prólogo del blog)

Después de esta breve andadura me he convencido de que escribir es el que escribe, no el que publica. Por eso emprendí varios proyectos.  Sin embargo,  acabaron embarrancados por una imaginación demasiado desbocada que me forzaba abandonar a expensas de una nueva idea, y así hasta dejar empezados casi treinta argumentos. Escribía con el mero placer de hacerlo pero sin ningún objetivo claro.

Pero surgió algo que me ha hecho cambiar mis objetivos. Se trata del reto del NanoWriMo, o lo que es lo mismo, lograr escribir una novela corta, de no más de cincuenta mil palabras, a lo largo del mes de noviembre. Nunca he escrito nada más largo de cuarenta mil palabras, y menos terminarla, pero creo que es el momento de dar un paso. Y nada mejor que este reto. No hay más premio que la propia satisfacción de lograrlo.

El siguiente paso es decir que voy a hacerlo. Como Cortés, que quemó sus naves, el segundo aliciente para acometer un proyecto es comprometerse en público. Y esto es lo que estoy haciendo. Si cumplo mi propósito, "La isla de los sueños perdidos",  verá la luz el 30 de noviembre. Pondré en ello todo mi esfuerzo, y donde no halle talento, el corazón.

Gracias a todos y deseadme suerte en este viaje.

Comentarios

  1. Lo que no te falta es valor, hijo. Y suerte, te la deseo, la vas a necesitar.

    No sé por qué le ha dado a todo el mundo por escribir.

    ResponderEliminar
  2. ¡Muchos ánimos, Alfonso! Sólo creo que no deberías marcarte un plazo límite: cuando esté, estará.

    ResponderEliminar
  3. Gracias, Carlos. La verdad es que le he puesto ilusión al asunto. El límite aunque algo corto, es necesario. Si no hago algo así, no me decido a terminarla.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario