MANUAL DEL PERFECTO RECICLADOR

Me salgo un poco de mi "línea de estilo" para publicar un artículo que envié a la revista digital de ciencias "la flecha" y que aún no ha visto la luz.  Como se trata de una opinión muy personal tampoco desentona mucho. Espero que os guste.

"MANUAL DEL PERFECTO RECLICLADOR
Hoy en día, en tiempos de crisis, se hace necesario el ahorro de materias primas que son a la larga productos de consumo costosos en varios aspectos. Además del coste económico, está el medioambiental. Con la reutilización de los recursos naturales que son destinados en la producción de lo necesario en nuestra vida moderna, consumista y tecnificada. Plásticos, cartones, papel, son enviados a una jubilación anticipada al vertedero o a la planta de reciclado sin pensar que en realidad, muchos de estos pueden desempeñar una función alternativa que alarguen su vida útil.
Es curioso notar que desde el uso de la informática el consumo de papel en las oficinas se ha disparado considerablemente. Es cierto. Parece que las pantallas iban a desbancar a la hoja en blanco o al bloc milimetrado. Sin embargo ahora se imprimen múltiples copias de un mismo documento, lo que antaño se distribuía pacientemente en un número justificado de copias. Asimismo, uno produce infinidad de borradores de un escrito para producir al final un resultado final tras el consumo de cuatro veces más papel de promedio. A pesar del recurso malgastado, la actitud más lógica es darse cuenta de que todo ese papel es aún utilizable. Ya es una conducta muy difundida la de acumular hojas ya impresas y emplearlas para reimprimir en la cara en blanco. Esto, como es fácil comprobar, reduce a la mitad el consumo de papel, dando un respiro considerable al medio ambiente.
Otro protagonista de esta historia es el cartón. La cenicienta del material de oficina, dedicado a transportar todo el resto de los consumibles y bienes de uso, es condenado casi de inmediato al olvido de la papelera. Sin embargo no dudamos en admirar hermosas y prácticas cajas archivadoras, tapas de libros y estuches de estilográficas que son fabricadas principalmente con ese material. El plástico es otro material importante que debemos considerar. Los blister envuelven a multitud de productos que adquirimos a diario en un plástico transparente que cumple un destino igual que el cartón. Y podemos seguir citando a más componentes de embalaje o envasado como las planchas de poliexpán que protegen a los equipos electrónicos o las clásicas láminas de burbuja de plástico, materiales valiosos pero que acaban casi de inmediato condenados al contenedor de reciclaje.


Hay quien pude responder a esto argumentando que dichos materiales cumplirán su función justo desde el contenedor amarillo o azul hacia su destino de las plantas de reciclaje. Es cierto. Sin embargo, el uso de las plantas de reproceso y reciclado supone un consumo de energía y de otros recursos, como el consumo de agua para el reciclado de papel. Es importante pensar también que todos estos materiales de embalaje obviamente encarecen el producto que adquirimos y que al final no tienen para nosotros utilidad alguna. A ningún consumidor se le ocurre pensar que cuando tira al contenedor azul del papel o al amarillo de los envases o plásticos, está tirando parte del dinero que ha gastado. Aunque parezca algo exagerado, Hemos pagado por el cartón de la caja, por el corcho blanco y por las bolsitas de plástico. Y quizá se presente alguna ocasión en la que necesitemos disponer de alguno de éstos y nos veamos obligados a comprarlo. Al final supone pagar dos veces el mismo producto.
 La pregunta inmediata es qué hacer. Lo primero y evidente es una concienciación de un uso responsable de estos recursos. Acostumbrarse a leer en la pantalla del ordenador es difícil; sin embargo es necesario. Otra medida sería reducir el volumen de papel destinado a fotocopias o a las impresoras. Las oficinas podrían estimar el número de documentos imprescindibles y asignar una cantidad más ajustada de papel. Como caso interesante de este ahorro, una famosa editorial ha distribuido a sus lectores profesionales eReaders  con el fin de ahorrar las enormes cantidades de papel que consumen en prepararles copias idénticas de los manuscritos que les envían los escritores. Otro ejemplo es la decisión del gobierno Central de España de publicar el Boletín Oficial del Estado únicamente en formato electrónico, con el ahorro de toneladas de papel al año.


A escala individual, nosotros igualmente podemos tomar medidas similares. Poco a poco se van imponiendo los anteriormente citados lectores digitales, hasta el punto que en E.E.U.U. cualquier usuario se puede suscribir a la edición electrónica de los principales periódicos. En otro apartado, los reversos de las cartas de los bancos o los recibos de la luz pueden emplearse, guillotinadas y encoladas, como libretas de notas. Cajas de transporte de papel de fotocopias, en perfectas dimensiones A4, se pueden utilizar, una vez forradas, como cajas archivadoras de documentos. Las bandejas que alojan a los teléfonos móviles en su caja de embalaje, son un perfecto estuche para dejar el engorroso dispositivo cuando llegamos a casa. Y continuando con las cajas de cartón, serán excelentes embalajes para embalajes de larga duración en nuestro armario o cuarto trastero. Los envases de cartón para envasado de los huevos pueden utilizarse como un excelente semillero. Y de esta manera podríamos citar infinidad de ejemplos.
 Estas sencillas normas aunque difíciles de poner en práctica suponen, como se podrá comprobar a medio plazo, un doble beneficio; a nivel económico y sobre todo de recursos naturales. El medio ambiente nos agradecerá esta tregua; En definitiva, todos y cada uno de los habitantes de este planeta podemos hacer una diminuta pero en conjunto gran labor."

Comentarios

  1. No deja de ser curioso, que el consumo de papel no se haya visto reducido por la llegada del ordenador, sino todo lo contrario. Leer directamente de la pantalla supone un pequeño esfuerzo, pero uno acaba acostumbrándose y los bosques lo agradecerán; aunque sólo sea produciendo oxígeno, que no es poco.

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  2. Eso es algo que personalmente he constatado en la oficina donde trabajo. El setenta por ciento del papel que se usa podría ahorrase si los usuarios adaptan sus hábitos a las nuevas tecnologías. Como tú bien dices, se trata de un poco de buena voluntad.

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  3. Sí. Al menos, bastaría con imprimir sólo lo necesario y no gastar el papel en chorradas.

    P.D.: se echan de menos más ecritos...

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