DE PROPÓSITOS PERSONALES

Es de noche. El ruido y las distracciones de la vida cotidiana han sido lentamente apagados y me pongo a escribir. Tras el duro golpe de la pérdida de alguien tan querido, lo que me ha impedido tantas cosas, como la de querer sentarme frente al ordenador y expresarme un poco, me atrevo de nuevo a redactar torpemente algunas de las ideas que han surgido en mi cabeza. Pienso en lo que a todos nos ocurre cuando el año termina y surge uno nuevo, El nuevo año que es como una página en blanco del bloc que acabará llena de renglones, unos rectos y bien escritos, otros con borrones, y que terminará como la anterior página rellena hasta al final y esperando a dejar paso a la siguiente.

Algunas de esas primeras líneas son producto de nuestras mejores intenciones para ese nuevo año, promesas más o menos fáciles de cumplir y que seis meses después, cuando nuestra página del bloc esté medio rellena, habrán sido abandonadas víctimas casi todas del fracaso de la voluntad. Tras las campanadas de nochevieja, nos prometemos hacer ejercicio, perder más peso, hacer ese viaje que tanto nos apatecía hacer y hasta mejorar en nuestro trabajo. El horizonte lejano de un año por comenzar nos produce cierto espejismo mental que nos convence de ser capaces de acometer con éxito esas tareas. Yo también era uno de tantos, uno de los que iniciaba el mes de enero con nuevos propósitos, con ganas renovadas y ciertos planes. Algunos de mis proyectos futuros surgieron tras esa borrachera emocional producida por las fiestas llenas de paz y de amor. Sin embargo he decidido que este plan de actuacion de mejora personal no comience tras el día uno de enero sino ya mismo; que surja la idea y trate de llevarla a cabo; no esperar a una fecha concreta para empezar lo que pretenda sino acometerla al momento; si pretendo proseguir con mis ambiciosos planes solo deberé buscar el modo de hacerlo y no apuntarlo en una agenda como solía hacer. Eso solo me lleva a olvidarlos. Lo poco que pueda recordar será lo más importante y así no lograré engañarme. Un solo propósito. olvidarme de cuentos de la lechera. Dejar los sueños para los niños.


Ya solo quiero que este maldito año de 2008 pase pronto y por eso he adelantado esos propósitos personales. Son pocos. Uno de ellos es muy especial. Me puse una meta a principio de año que al final no logré. Ahora voy a reanudarla. Lo haré por ella. Porque sé que ella confiaba en mí. Voy a empezar hoy mismo.

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