MONTECRISTO EN LOS ÁNGELES


Piluka y yo estamos pendientes de las nuevas entregas de la serie Life, que cuentan la historia de un agente de policía de Los Ángeles reintegrado en el cuerpo tras pasar doce años en la cárcel, cumpliendo una condena por un crimen que no cometió.

El agente Crews, que es como así se llama el personaje, es un hombre rico gracias a la indemnización millonaria que recibe como compensación por doce años de cárcel. Su meta es, desde el momento de su regreso a la vida, descubrir quien fue el autor del asesinato y quien le incupó. Vive en una lujosa mansión vacía de muebles y en la compañía de un compañero de celda, antiguo financiero, que será su fiel ayudante y administrador de su fortuna. Trabajará como detective al lado de una compañera ex drogadicta y ex alcohólica, quien ha sido asignada por sus superiores con el fin de vigilarle y encontrar una causa para expulsarle del cuerpo. Crews resolverá un caso tras otro, pero, mientras tanto, ira reuniendo piezas del complejo rompecabezas en torno al crimen del que fue acusado. Todo el mundo le ve como un ser extravagante, adicto a la filosofía ZEN que aprendió en la cárcel tras largas horas de lectura, y obseso de la fruta, ausente en las comidas de la prisión. Pero eso no es otra cosa que una máscara con el fin de ocultar sus verdaderas intenciones. Poco a poco va desvelando la trama oculta y se prometen sopresas.

Bueno, al final del undécimo episodio, cuando se descubre al verdadero autor del crimen, se acabó. No hay más episodios de este moderno Montecristo. Menos mal que el milagro de internet me ha confirmado que ya hay nuevos episodios y que se pueden conseguir con subtítulos. A ver cómo siguen con la historia.

Comentarios

  1. ¿Con subtítulos? ¿Dónde? ¿En Youtube? Te aseguro que estoy más que harto de la mediocridad de la televisión. La mayoría de días me quedo leyendo, aunque a veces veo algo. Anoche, por ejemplo, pusieron un par de documentales sobre Obama y McCain en Documentos TV y el domingo hubo un En Portada francamente bueno. Salvo esas excepciones, honrosas por demás, el resto es un inmenso y desolador estercolero donde no rezongarían ni los cerdos. Dicho esto, estoy dispuesto a aprovechar el reducto de internet para escapar de esta abulia colectiva, del abrumador chorro de inmundicia con que cada día nos inunda esa raza de escorpiones que algunos llaman ejecutivos de televisión.

    ResponderEliminar
  2. Anímate, Carlos. Yo, gracias a internet y un disco duro multimedia, me he construído mi propio canal privado (sin publicidad)

    ResponderEliminar
  3. sí ladrón, pero no me dices dónde lo has encontrado!

    ResponderEliminar

Publicar un comentario