EL DIARIO DE LATRO: UN HOMBRE EN BUSCA DE SÍ MISMO

Voy a estrenar formalmente este Blog con un comentario sobre (dicen) el mejor autor vivo de ciencia-ficción y fantasía: Gene Wolfe. En particular, sobre la llamada Serie de Latro; que es como suelen denominar a las novelas que este autor ha escrito acerca del personaje del mismo nombre: Latro, un mercenario Romano que lucha del lado de los persas durante las llamadas guerras médicas (año 479 a.c.) y que en el transcurso de una batalla, posterior a Salamina, es herido en la cabeza, haciéndole perder la memoria. A partir de ese momento, no es capaz de recordar su nombre, de dónde procede ni tampoco el motivo que le llevó a luchar en tierras lejanas. Además, cuando va a dormir y despierta, olvida todo lo ocurrido el día anterior. Dispone de un pergamino para poder anotar lo que le ha sucedido. Ayudado por un soldado etíope, una esclava griega llamada Io y el famoso poeta Píndaro, Latro emprenderá la búsqueda de un remedio para su mal, que no es otro que una maldición conjurada contra él por la Diosa Gea como castigo por su ofensa (luchar en su templo).
Latro se convierte, al no tener recuerdos, y por tanto carecer de remordimientos, en un ser inocente, y que puede por tanto ser manipulado con facilidad. Pero hay algo extraordinario, y es aquí donde la historia entra en el mundo de la fantasía: Latro puede ver y hablar con los dioses. Así podrá recibir su ayuda, escuchar sus deseos y, repetidas veces a lo largo de la historia, su negativa a curarle. Como otros tantos seres mortales de la mitología, Latro es al final un instrumento del capricho de los dioses. Servirá a las enemigas de Gea, hablará con el resplandeciente Apolo, pero su resultado será vagar por Hellas y navegar por el Nilo cumpliendo la voluntad de los Dioses y a cambio de poco. Es así que al final del segundo libro, Latro cae en una depresión y tras salir de ésta, y harto de los helenos, acaba huyendo a Roma gracias a un mercader fenicio.

Las tres novelas (tres, de momento) giran en torno a las aventuras del desdichado Latro en pos de recuperar su memoria. El autor lo presenta como una transcripción de esos pergaminos que Latro escribe y relee cada día. Así leeremos, en el diario de Latro, las peripecias del personaje, que pasa por ser esclavo de los espartanos, luchar junto a las amazonas en tierra de los Tracios, o acabar en el Nilo Blanco preso de los nativos.

La primera novela de la serie, Soldado de la Niebla, fue publicada hace más de veinte años, que fue cuando ésta cayó en mis manos. Hace poco pude conseguir la segunda parte, Soldado de Areté, que apareció a principios de los noventa y que actualmente se encuentra descatalogada. Tras la feria del libro de Madrid de este año apareció en España la tercera parte Soldado de Sidón, cuya historia transcurre en Egipto. Dado que el fin de la novela no resuelve el conflicto de Latro, ya que lo deja en el sur del Nilo, acompañado de la prostituta Mit-ser-Eu, enfrentado a su mejor amigo, el hombre negro y habiendo perdido a Falcata, su espada milagrosa, se espera que el septuagenario Wolfe publique en breve una continuación. A ver si con esta ya podemos curar al pobre Latro. El tiempo y el marketing lo dirán. Y si no, ya me encargaré de arreglarlo personalmente…

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