OTOÑO EN MADRID

Bueno, voy a tratar de no hacer lo que el resto de otros blogueros; es decir, empezar con cierto ánimo a publicar entradas y tras un cierto tiempo, abandonarlo. Ya llevo una semana sin escribir nada y no es porque no tenga nada que contar; simplemente me he enfrascado en otras historias. No es porque aún nadie salvo Piluka ha leído una sola entrada, sino porque tengo que arañar el tiempo libre, coger las migajas de uno a otro; hasta he pensado en hacerme una hoja de planificación para aprovecharlo mejor. Y eso que todavía no tengo desdendencia; que como bien dicen los padres recién estrenados, ya no puedes ni ir al cuarto de baño. Ahora aprovecho un momento de esos y me pongo a escribir.
Tras esta perorata voy a ir al tema, y no es otro que defender esta estación del año que acaba de entrar: El otoño, la caída de la hoja, el regreso del frío y de los jerseys, el salir al trabajo de noche y el cambio de horario. Esta estación puñetera, que te recuerda que se acabó lo bueno, con aire y con lluvia, tiene sin embargo un algo que me atrae. Siempre me ha gustado. Esos sábados otoñales, cubiertos de nubes, tienen algo de melancólico, de hogareño. También de reencuentro. de comenzar nuevos proyectos.

Comentarios