
Antes de incorporarnos de nuevo a la rueda inexorable damos un paseo por Madrid. Vamos al centro, por chamberí esta vez, a tomar contacto de nuevo con nuestra ciudad tan querida, ciudad tan vapuleada y despreciada por muchos de sus huéspedes, ruidosa y rápida, pero mi ciudad al fin y al cabo. Hogar de mis recuerdos y escenario de los venideros. Mi patria chica y mi "pueblo". Lo recorro al final de la tarde. Este momento del día, alumbrado por la suave luz del ocaso, que me inspira una alegría y una paz inconsciente. A pesar de las gramíneas, la primavera tiene buenas cosas, y esta es una de ellas.
Paseamos por la calle Fuencarral, convertida en una especie de West Willage madrileño. Las otrora tiendas que uniformaban a los abanderados de la movida ahora son ocupadas por locales de diseño moderno. Zapatos a 100 euros, peluquerías Fashion, Tommy Hillfiger y Burberry.
Salimos hasta la Gran Vía donde el sol nos deslumbra escondido tras el edificio Capitol. Más tiendas. Al fin, y tras habernos insuflado de nuevo el aire de la ciudad nos damos la vuelta y a casa. Mañana será otro día.
Genial tu texto. Tiene el aire de esa voz en off que relataba de forma entrañable y magistral, la vida del joven Allen en su querido NY de la película "Días de Radio". Chapó!
ResponderEliminarEdu
Me alegro. Gracias por tus comentarios. A ver si tú también te animas a esto del "blogueo"
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